Pólítica pública para la Gestión de la Conservación de la Biodiversidad

Biodiversidad urbana

¿Qué implica esta expresión? Tal vez al pensar la biodiversidad lo último que consideremos sea una metrópoli como es Bogotá D.C., pero si comprendemos que al interior de las grandes ciudades habita un gran número de especies que interactúan entre sí en un marco de inmensa complejidad, estamos en condiciones de afirmar que esta definición se adapta perfectamente a los espacios urbanos.

La gran diferencia de la biodiversidad urbana es que aquí son las sociedades humanas y sus marcos institucionales, quienes establecen los hábitats y las condiciones para la supervivencia de las demás formas de vida.

Los sistemas urbanos, que difieren sustancialmente de los ecosistemas naturales en aspectos fundamentales, son la transformación ecosistémica más reciente sobre el planeta tierra. Sin embargo, en la actualidad se está superando, por primera vez en la historia de la humanidad, el umbral del 50% de la población humana global habitando en núcleos urbanos (estos porcentajes son de más del 70% en Europa y de más del 80% en Norteamérica, algunos sectores de Suramérica y Oceanía).

Las ciudades albergan un mosaico de hábitats singulares que dan cabida a diversas especies de fauna y flora, muchas de las cuales encuentran su óptimo ecológico precisamente en los espacios urbanos. Consecuentemente, la organización de las ciudades no puede hacerse pensando que sólo los seres humanos utilizan ese espacio, ya que una serie de animales y plantas conviven en ellos.

Bogotá Distrito Capital, con una extensión de 163.660,94 ha (23,41% área urbana y 76,59% área rural), posee una diversidad de ecosistemas que asciende a más 90 tipos rurales y a más de 400 unidades ambientales urbanas, en donde habitan más de 600 especies de flora y potencialmente más de 200 especies de fauna; es un ejemplo tangible de lo que implica el reto de la Gestión para la Conservación de la Biodiversidad Urbana en un contexto de ruralidad dominante y con profundas interdependencias con una región geográfica amplia, compleja y diversa desde los aspectos político, socioeconómico y ambiental.

El presente documento expone este ejercicio de política, como un primer paso al fortalecimiento de la gestión de la conservación en escenarios urbanos y rurales, buscando maximizar las condiciones de habitabilidad y sustentabilidad del Distrito Capital y el territorio circundante.